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El dilema de quienes dietan (página 2)




Enviado por Felix Larocca



Partes: 1, 2

Pero, volveremos al mismo punto de partida.
¿Saben cuántas veces, en su vida, Pavarotti
trató de conquistar su gordura?

Cuarto factor. La obesidad no
sólo existe como representación simbólica y
vívida en el hipotálamo, sino que asimismo existe
como conflicto
reprimido en la mente. Si no se la resuelve dentro de un marco
terapéutico tenderá a retornar como
castigo.

Para muchos, ya hemos aprendido, ser obesos les
proporciona elementos de equilibrios psicológicos, que
cuando pierden de peso les hacen falta.

Quinto factor. El gordo, como quienes acuden a esos
spa ambulatorios, prefiere ser gordo. La gordura,
como otros síntomas neuróticos, protege a sus
víctimas contra la sexualidad, la
agresión y contra la obligación de ser competentes
para sobrevivir. Ser gordos es, para muchos, una bendición
en sigilo. Como describiéramos en el párrafo
anterior. (Aquí se recomienda el libro: What
a Beautiful Face
por M. Millman).

Sexto factor. Siendo gordo es permisible para muchos
quienes son pasivos, ya que los consigna a una vida de
sufrimientos por los cuales no tienen motivos para sacrificarse.
Ser gordos los define, y esa es su vida y ese es su
destino.

Para una persona, por
mí conocida, ser obeso cubría por fobias al
trabajo y por
la impotencia genital. (Véase mi artículo acerca de
la Ergofobia).

Séptimo factor. El gordo, a menudo, prefiere
depender de la comida rica y sabrosa. De la comida sensual, de la
comida que los calma. Lo prefieran en lugar de satisfacer sus
otros instintos. En ese sentido la gordura, para muchos, es otra
codependencia más. Ni más ni menos. (Aquí se
recomiendan los trabajos de C. G. Jung acerca de la
Confluencia de los Instintos).

Octavo factor. Al gordo, la gordura, a veces, le sirve
de excusa, ya que siendo gordo le permite ser incompetente en un
sinnúmero de actividades.

Idéntico al gano secundario de las fobias. "Yo no
puedo, y no es porque yo no quiero… por ello no
trato…"

Noveno factor. Las cirugías
gastroplásticas, como las dietas, todas son una
admisión de derrota. La derrota de la razón por
manos de un instinto ¿Cuán más débil
puede serse que rendir nuestras vidas al deseo patológico
de comer?

Décimo factor. Las dietas sin la terapia, son
como el tratamiento mecánico de las dependencias sin uso
de la terapia. Nunca son exitosas. Las dependencias y sus
hermanas gemelas, las codependencias son procesos de
cambios internos que involucran la resolución
íntimas de conflictos.
Las que sin terapia, repetimos, no serán
exitosas.

Celebrante de libras "perdidas" en
spa

Ese decálogo encapsula el dilema de quien
dieta.

Las dietas no son naturales, de hecho, las dietas y los
spas son contranaturales, contraproducentes y
dañinas.

Asimismo son las afamadas celebraciones
gastronómicas, tan comunes: incursiones en una realidad
artificial y desacertada. Una realidad, que por ser sancionada
como lo son el tabaco, el
azúcar
y otras drogas, cesan
de ser vicios y se convierten en virtudes.

He aquí una explicación

El ser humano del pleistoceno y el ser humano
moderno.

Anatómica y fisiológicamente nuestros
antepasados paleolíticos eran idénticos a nosotros.
No existen diferencias.

En lo que diferimos es en la aparición
epidémica de la obesidad en nuestro mundo "civilizado",
donde hasta muy recientemente aún existían tribus y
poblaciones primitivas que, desconociendo la corpulencia,
carecieran de una palabra para definirla.

Hoy, confrontando la epidemia morbosa de esta dolencia,
recurrimos a varios subterfugios:

Primer subterfugio. Hacer que el "peso ideal" se
considere más alto. Ahora, para ser gordos, somos
"gordos", pero menos así.

Segundo subterfugio. Ofrecer ropas de los tamaños
viejos, pero de ajuste mayor. Léase un size 44, por
uno 36. Ilusión será, pero como esperanza, para
muchos, funciona.

Tercer subterfugio. Eliminar las sodas de las
cafeterías escolares, permitiendo su uso en la casa y
continuando abarrotando las barrigas de todos con grasas
hidrogenadas, cereales, kétchup, fast-foods
y HFCS. (Véase mi artículo acerca de: Las
Contribuciones del Dr. John Harvey Kellogg
).

Victoria camino al quirófano,
antes de recuperar las libras perdidas…

Cuarto. Enseñar que el uso de los gimnasios y
spas controlan el sobrepeso. Cuando nada
controlan.

Quinto. Remediar la obesidad infantil con la
cirugía gastroplástica. Esta nueva tendencia es
otra aplicación absurda al famoso
bypass.

Sexto. Pretender que las comidas que las empresas locales
ofrecen son nutritivas o saludables, porque nadie las regula.
Salchichón y yuca dura, es una colación
desquiciada.

"Concursante" en escuela

El dilema de los que dietan es simple. Dietar es el
nombre de la misma enfermedad que quieren remediar. Porque las
dietas engordan, algo que todos sabemos y hemos comprobado.
Todos.

"Pasa la mantequilla, darling"… Y buen
provecho…

Antes de concluir esta ponencia aquí ofrecemos
una descripción reproducida con
atribución del Fenómeno de Hawthorne:

"Pero lo más curioso sucedió en 1924. Unos
ingenieros industriales en la planta Hawthorne Works de la
Western Electric Co., ubicada en Cicero, Illinois,
diseñaron unos experimentos para
saber, por ejemplo, qué efectos causa en la producción un aumento de luminosidad
así como ¿Influye la temperatura?
¿y la humedad? ¿qué sucede al fijar periodos
de descanso? ¿y si damos facilidades o aumentamos el
sueldo?
"Con las trabajadoras que allí tenían formaron un
grupo
experimental y otro de control. El grupo
experimental fue expuesto a diferentes intensidades de iluminación, mientras que el de control
trabajaba bajo una intensidad fija. Los ingenieros esperaban que
la producción individual estuviera directamente
relacionada con la intensidad de la luz.
"Pero los resultados fueron sorprendentes: aumentando la
intensidad de la luz en el grupo experimental se vio que la
producción aumentaba en ambos grupos.
Aumentaron todavía más la intensidad con
idénticos resultados. "Más tarde, empezaron a bajar
la intensidad y vieron que la producción todavía
aumentaba más y también en ambos grupos. Las
conclusiones de los ingenieros fueron que el nivel de
iluminación no estaba relacionado en forma directa con la
productividad
de las empleadas pero no pudieron explicar los resultados
obtenidos.
"Se introdujeron entonces otros cambios (periodos de descanso,
almuerzos gratis, jornada laboral
más corta) y la producción aumentó al
introducir cada uno de ellos. Pero el resultado más
sorprendente se vio cuando se eliminaron todas las
mejorías: ¡la producción siguió
creciendo! Llegaron a la conclusión de que los aspectos
físicos del ambiente
tenían menos importancia de la que se les había
atribuido.
"Todo el mundo estaba sorprendido, tanto investigadores como
gerentes de la planta. ¿Qué podía
suceder?
"La respuesta la dio Mayo: las trabajadoras no reaccionaban a los
cambios en la iluminación, ni de ningún otro tipo,
sino que estaban reaccionando ante el hecho de que alguien les
estaba prestando atención.

"Debido al lugar donde se hicieron los experimentos
citados, el fenómeno anterior recibió el nombre de
efecto Hawthorne".

Bibliografía

Suministrada por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

Partes: 1, 2
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